Como hay elecciones en el COAM, entre que unos se proponen y otros se quejan podemos acceder a numerosas reflexiones en torno a la conveniencia de qué modelo de Colegio es más óptimo e incluso de si es necesario que haya Colegios Oficiales e Arquitectos.

Como existir, existen, la reflexión debería de ser más bien si los modelamos o los extinguimos. Esto último podría parecer útil para muchos, porque una vez muerto el perro, se acabó la rabia.  

Desde la Asociación llevamos años participando en el COAM y en el CSCAE porque nos han parecido herramientas que bien aprovechadas pueden tener y tienen gran potencial. Han sido años no siempre fáciles en los que hay que leerse muchos papeles, tomar decisiones con mejor o peor acierto, dedicar muchas horas de reuniones, debates o negociaciones para no saber  si el resultado es el más adecuado,etc...  en fin, temas no siempre agradables pero que se hacen de mejor grado si el objetivo final se tiene claro, que no es otro que el mejorar las condiciones en las que tenemos que trabajar.

No nos engañemos, la desaparición de los Colegios aliviaría momentáneamente la sensación de agobio por parte de los colegiados: no más cuotas ni visado -qué bien ¿eh?-  pero entiendo que no desaparecerían los problemas que nos acucian.  Imaginemos que los cerramos: al minuto siguiente vendría el papá Estado a llenar el hueco dejado con controles, tasas  e impuestos (ECLUs, OCLUs y otros palabros similares). ¿Se facilitaría la empleabilidad de los arquitectos si eliminamos los Colegios?  ¿evitaríamos el intrusismo o la redacción de leyes y ordenanzas injustas? ¿mejoraríamos la presencia social de los arquitectos?¿aumentaría la difusión de la cultura arquitectónica? Si así fuera, yo me apuntaría a cerrarlo hoy mismo pero  tarde o temprano, deberíamos organizarnos de nuevo, buscar una interlocución válida con la administración. Al final, tendríamos que inventar de nuevo los Colegios.

Es bueno que tengamos sentido crítico y detectemos todas las mejoras necesarias para que los Colegios funcionen  como debieran: que sean eficaces, ajustados en tamaño, coordinados en toda España, tener una voz clara en defensa de los arquitectos, del patrimonio, de los espacios públicos, etc... pero dicho sentido crítico debería ser a su vez aplicado a nosotros mismos ¿por qué los Colegios funcionan como funcionan? ¿Por qué no están los mejores al cargo de la gestión de los problemas? ¿por qué siempre son los mismos que plantean las mismas soluciones?   ¿podemos hacer algo útil para mejorar nuestra profesión?

Los Colegios no son un Bálsamo Mágico de Fierabrás que pueda remediar nuestros problemas profesionales chasqueando los dedos, son el resultado de nuestra implicación, la de todos, en su organización  y en la aportación de soluciones. Porque si nos desentendemos de ellos,  serán otros quienes los utilicen para sus intereses.