La entrada de hoy la dedicamos a denunciar la injusticia que se ha cometido con la arquitecta española afincada en Holanda, Laura Álvarez. Hace tiempo que no nos quejábamos de cómo están organizados nuestros concursos públicos de arquitectura, pero entendemos que lo sucedido a Laura clama al cielo. El texto que viene a continuación es una carta que ella misma nos ha mandado poniendo encima de la mesa su caso (que podría ser el de cualquiera de nosotros), para que vosotros mismos juzguéis sobre lo ocurrido.
Querido lector/a,
Soy Laura Álvarez, arquitecto que decidió emigrar a Holanda hace más de cinco años. Como casi todos los españoles que estamos fuera, sigo teniendo una parte de mi corazón allí. Cada año intento buscar una excusa, un motivo para poder volver a España no sólo para vivir sino también para trabajar, pero en mi empeño no encuentro más que razones y obstáculos para no hacerlo.
Con esta carta quiero denunciar mi última gran decepción en lo que yo considero, casi ya en pretérito imperfecto, la forma más democrática de adjudicar Proyectos de Arquitectura: los concursos.
La base es muy clara: Tú eliges en el que quieres participar y el jurado elige el proyecto que más se adecua a las necesidades. ¿Por qué esto tan sencillo está pasando a ser una utopía en España?
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